Un organizador para el escritorio del profesor mejora el flujo de trabajo en el aula manteniendo el orden con materiales esenciales. Ayuda al educador a almacenar bolígrafos, marcadores, tarjetas de lección, herramientas de enseñanza y notas adhesivas en bandejas y ranuras ordenadas, eliminando el desorden sobre la superficie del escritorio. Los organizadores fabricados en plástico, madera o metal son duraderos ya que resisten el desgaste diario. Además, tienen una forma compacta que facilita la máxima eficiencia de espacio en escritorios de cualquier tamaño. Algunos modelos pueden contener rúbricas de calificación o unidades USB, por lo que se adaptan fácilmente a las necesidades cambiantes de almacenamiento, permitiendo añadir componentes apilables o modulares. Un educador global puede beneficiarse culturalmente de estas herramientas, ya que reducen el tiempo que se dedica a buscar materiales, permitiendo así concentrarse en la enseñanza. Se convierten así en un activo que ayuda al instructor a lograr una productividad sencilla y sin caos complejo en el entorno del aula, 'una contribución simple pero poderosa.'